viernes, 27 de febrero de 2015

La carta de Keynes




El 31 de diciembre de 1933 el economista John Maynard Keynes dirigió una carta abierta a Franklin Roosevelt, el único presidente de Estados Unidos que supo enfrentarse al verdadero poder financiero. Si Keynes estuviera vivo, habría enviado a Mariano Rajoy una carta muy parecida. Considerando el estado actual de la economía mundial, y especialmente el paro en España, es importante recuperar los puntos clave de ese gran escrito.
Recordaba Keynes al mandatario: "Usted se enfrenta a una doble tarea: recuperación de la crisis y la aprobación de reformas económicas y sociales que debieron haber sido introducidas hace mucho. El objetivo de la recuperación es incrementar el producto y el empleo. En nuestro mundo el producto se destina a ser vendido y su volumen depende del poder de compra que le hará frente en el mercado. Un incremento en el producto requiere de por lo menos uno de tres factores. Las personas deben ser inducidas a gastar una mayor parte de su ingreso, o las empresas deben ser persuadidas, ya sea por una mayor confianza o por una menor tasa de interés, a contratar más personal y así crear más ingresos en manos de sus empleados. Alternativamente, la autoridad pública debe ser llamada a crear ingresos adicionales a través del gasto público. Cuando los tiempos son malos no se puede esperar que el primer factor (Consumo) funcione a una escala adecuada. El segundo factor (Inversión empresas) no podrá operar sino hasta que el gobierno haya revertido la situación a través del gasto público. En consecuencia, el mayor impulso para salir del bache sólo puede provenir del tercer factor (Gasto Público)."
Keynes confirmaba su teoría de la demanda efectiva para indicar que en tiempos de crisis, cuando el gasto y las expectativas se deprimen, la inversión privada se contrae y no puede ser el motor para rescatar una economía que no funciona. El gasto público es la alternativa para suplir la deficiencia en la demanda agregada.
Las políticas de austeridad que han aplicado estos cuatro años siguiendo las directrices europeas son la antítesis de esta visión… ¡una gran torpeza!
Pero llegan las elecciones, y el presidente del Gobierno ha vuelto a sacar de la chistera la famosa promesa hecha en septiembre de 2011, cuando anunció la creación de 3,5 millones de empleos si los conservadores ganaban las elecciones de aquel año.
Rajoy se ha propuesto ahora crear tres millones de empleos en la próxima legislatura, "porque es un objetivo alcanzable si no cometemos torpezas"…
¿Alguien se lo cree?

Mark de Zabaleta

jueves, 26 de febrero de 2015

De Malthus a Duncan: la Teoría de Olduvai




Malthus fue descrito como  “el hombre mejor ultrajado de su tiempo”. Tras la publicación en 1776 de la obra de Adam Smith “El origen y causa de la Riqueza de las Naciones”, Robert Malthus (1766-1834), clérigo, accedió a la fama con el “Ensayo sobre el Principio de la Población”  (1798): …”creo que puedo atreverme a enunciar dos postulados. Primero, que los alimentos son necesarios para la existencia del hombre. En segundo lugar, que la pasión entre los sexos es necesaria y permanecerá aproximadamente en su estado actual… Suponiendo, entonces, que se cumplen mis postulados, afirmo que el poder de la población es indefinidamente mayor que el de la tierra para producir bienes de subsistencia para el hombre. La población, cuando nada la frena, aumenta en una progresión geométrica. Los bienes de subsistencia sólo aumentan en una progresión aritmética. Una ligera familiaridad con los números pone de manifiesto la inmensidad del primer poder en comparación con el segundo”.
La “Teoría de Olduvai” fue publicada, por primera vez en 1989, por Richard Duncan. El nombre es una referencia a la Garganta de Olduvai, en Tanzania.
Establece que la civilización industrial actual tendría una duración máxima de cien años, contados a partir de 1930. De 2030 en adelante, la humanidad iría poco a poco regresando a niveles de civilización comparables a otros anteriormente vividos, culminando dentro de unos mil años (3.000 d. C..) en una cultura basada en la caza…
De acuerdo con esta teoría, la historia humana se divide en tres fases. La fase pre-industrial es la mayor parte de la historia humana hasta 1930. La fase industrial abarca la civilización industrial moderna y se extiende hasta alrededor de 2030. La fase post-industrial es la fase final: las Economías industriales se niegan a un período de equilibrio con los recursos renovables y el entorno natural… Volveríamos a la Edad de Piedra.
La editorial publica los trabajos de este antropólogo, The Social Contract Press, es defensora de medidas anti inmigratorias y del control de la natalidad…
Ciertamente Malthus subestimó manifiestamente el ritmo del progreso tecnológico, la revolución agrícola que con el tiempo permitió alimentar a un mayor número de habitantes, la capacidad del comercio internacional y las técnicas de limitación de la fertilidad…pero, a pesar de todo, en las zonas pobres del mundo, sin embargo, actualmente las previsiones malthusianas parecen recobrar su fundamento.
Sin hablar del Ébola…

Mark de Zabaleta


miércoles, 25 de febrero de 2015

Crisis de los Tulipanes en el siglo XVII




Mucho escuchamos hablar del crack bursátil de 1929, que se convirtió en la gran crisis económico-financiera mundial. Muchos recuerdan hoy aquella época y han intentando volver a explicar para compararlo con lo que sucede por estos días. Pero no fue esa la primera crisis bursátil, y menos la primer burbuja financiera que se pinchó.
En el siglo XVI la euforia especulativa se desató con el tulipán. Así es, los holandeses se volvieron locos con la flor que les haría pasar a la historia, y por la que llegaron a pagar precios desorbitantes. Los tulipanes llegaron a Europa Occidental a finales del siglo XVI, y en un principio no eran demasiado populares, ya que en su estado natural no es una flor especialmente atractiva. 
Sin embargo, tras verse afectadas por un virus, empezaron a surgir una gran variedad de colores y una forma, irónicamente, más agradable, lo que provocó un creciente interés por ellos. Claro está que para que sucedan situaciones como aquellas, el clima económico y social debe ser propicio, y así fue que la boyante situación económica en Holanda, derivada de su gran actividad comercial, hizo el resto; y a principios del siglo XVII, los bulbos de tulipán se convirtieron en piezas de coleccionista.
El problema fue que la producción de tulipanes no pudo crecer de igual manera para satisfacer la creciente demanda. Hay que esperar siete años para obtener un tulipán desde el momento en que se planta la semilla. Y mientras los bulbos pueden producir dos o tres clones anualmente, el bulbo madre solo dura unos pocos años. Con este contexto los precios crecieron de manera constante durante la década del 1630, cada vez que más especuladores entraban en el mercado, incluso había gente del pueblo llano que llegaba a hipotecar sus casas para poder inventir en el mercado.(Cualquier semejanza con la actualidad no es mera coincidencia...)
En 1633, se intercambió una granja en Hoorn, por tres bulbos extraños. Con la locura generada por el nuevo gran negocio se llegó a crear un mercado de futuros de bulbos, en el cual se vendían tulipanes que solamente se habían acabado de plantar y en algunos caso ni tan siquiera. Las compras y ventas en este mercado se llevaban a cabo en tabernas, jamás se llevó a cabo en el Mercado de Valores de Amsterdam, sino que en cierta manera corría al margen de la economía oficial.
En 1637, el 5 de febrero, un lote de 99 tulipanes de gran rareza se vendió por 90.000 florines: fue la última gran venta de tulipanes. Al día siguiente se puso a la venta un lote de medio kilo por 1.250 florines sin encontrarse comprador. Entonces la burbuja estalló. Los precios comenzaron a caer en picada y no hubo manera de recuperar la inversión: todo el mundo vendía y nadie compraba. Se habían comprometido enormes deudas para comprar flores que ahora no valían nada. Las bancarrotas se sucedieron y golpearon a todas las clases sociales. La economía holandesa terminó en quiebra. 

Mark de Zabaleta